lunes, 30 de noviembre de 2009

Dèjala ser.


Ven a mí
con tu dulce luz
alma de diamante

y aunque el sol
se nuble después
sos alma de diamante

cielo o piel
silencio o verdad
sos alma de diamante

por eso ven así
con la humanidad
alma de diamante

Aunque tu corazón recircule
siga de paso o venga
pretenda volar con las manos
sueñe despierto o duerma...

...o beba el elixir
de la eternidad
sos alma de diamante, alma de diamante

bien aquí o en el más allá
sos alma de diamante



jueves, 26 de noviembre de 2009

Zurcí, cosé de mi, todo destrozo que veas.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de la angustia que me embargaba. No sé…no me daba cuenta, no lograba entender que era lo qué sentía. Lo que sí sabía, y tenía bien claro, es que era una rareza nueva, una rareza que no había experimentado nunca. Pero no me sentía mal, simplemente porque desconocía lo que por dentro me ardía. Hasta que estalló, en aquel momento estalló.

Recuerdo que te dije algo así como las primeras líneas de este texto, pero con la diferencia de que los verbos estaban en presente. Instantáneamente la bola ácida de la que me hablás siempre comenzó a subirme desde la panza hasta llegar al pecho, y allí se quedó, impidiéndome respirar, doliéndome; me dolía tanto que tuve que llevar mi mano derecha hacía el lugar donde se encontraba la angustia… y apretar, apretar fuerte. Tuve que gritar, gritar, gritar. Y ser agua, tuve que ser agua.

Creo que sentir lo raro fue lo que me impulsó a hablarte. A decirte que necesitaba de tu ayuda, que de repente “no sé que es esto que estoy sintiendo”, que me estaba yendo con la corriente, y otras cosas que ahora no recuerdo muy bien.

Otra cosa que no sé, aunque creo sospechar, es cuándo comenzó a gestarse esta angustia (digo ‘esta’ porque… claro, una vez asimilada no iba a ser fácil desalojarla).

Estaba escuchando a Gabo, digo, cuando te comenté sobre mi problema de entendimiento sentimental estaba escuchando a Gabo; ¿Y qué puedo decirte? ¿Que su arte fue mi arte esta vez, que sus canciones nunca me llegaron tanto?, no. Simplemente lo escuchaba, y vos sabés, si que sabés, lo que eso implica.

El problema ahora, es que sigo sin saber lo que desde un principio no supe. Te imaginarás cómo me siento. Estoy desconcertada. Sí, sigo sintiéndome rara.

La rareza me está mareando (como si fuera muy difícil hacerlo…), pero este mareo no me divierte, para nada, en lo más mínimo. Me estoy derritiendo.

Y al final, ¿sabés por qué escribo esto? Porque no sé qué hacer. Porque esta hija de puta no me deja de joder, mi cabeza no deja de jugarme malas pasadas. Y me pierdo, me hundo. Y sigo sin saber qué hacer. Sigo sin entender. NO ENTIENDO NADA, y eso me pone peor. Círculo vicioso, vicioso de mierda, tu vicio es mi muerte, o la muerte de mi alma. Pero no me importa, no me importás círculo; porque recién morí, morí y reviví (jamás entera, reviví en pedacitos y aun no puedo volver a unirme… todavía no sé qué pegamento usar.).

¡Gracias Agua!


Sólo tenemos ciencia

El mundo es puro anzuelo
pero mi boca es mía.
Tras tantos aguaceros
la pesca viene siendo sencilla.

Nosotros lo sabemos:
volamos siempre las aguas frías.
Desde las costa los pescadores
no paran de tirar lineas.
Los más valientes entran al agua
con redes negras muy finas.
Ya ves lo que hace al pez,
no es el agua es su sed
en lo que elija.

La verdad tantas veces
ya viene siendo bastante poco.
Tan pobres somos
que sólo hay ciencia
frente a tanto dolor.

La marca de los arpones
resalta el brillo de tus pupilas.
Cuando mirás de frente
se hace del cielo otro mar arriba,
mar abajo y arriba,
no hay pescadores si no hay orilla.

La verdad tantas veces
ya viene siendo bastante poco.
Tan pobres somos
que sólo hay ciencia
frente a tanto dolor.

GABO FERRO.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Sí, la vi, y se quemó.

No quería contar esto, simplemente me salió en vez de hablar de lo que me está pasando.
Pensé en muchas formas de decirlo (digo... esto, lo que me está pasando), de las cuales ahora no me acuerdo ninguna. Supongo que mi falta de memoria se debe a que ninguna de todas esas maneras de contar la misma cosa me había
llenado completamente, de lo contrario me acordaría hasta el más mínimo detalle...creo.



Pero ahora ese fuego que me está ardiendo. Me arde en los ojos, en la panza, en la parte izquierda, en las ideas, en las manos, en los pies (y no me deja caminar). Tengo que cubrirme, quiero ver de dónde proviene, pero tengo que cubrirme. No aguanto el misterio, quiero ver...
Algunas veces me animo, y pispeo por entre los dedos de la mano que cubre mi cara (mis dedos o dedos ajenos) pero siento un calor tan fuerte que instantáneamente necesito tirarme al mar... y nadar, nadar, nadar.
Igual, ahora estoy un poco más acostumbrada, simplemente me hago la que miro para otro lado y pongo cara de dolor, porque lo siento... Pero el dolor no deriva del calor, deriva del miedo que me da que me de miedo no poder mirar de dónde sale ese maldito calor hijo de puta.

sábado, 21 de noviembre de 2009

.

Voy a sacarlo TODO, hasta la última gota de este líquido ardiente. Sí, me voy a quemar la boca; tal vez se me derritan los labios y se incendie mi lengua... pero de este pozo sin fin ya no hay vuelta, a no ser que una se anime a prender fuego su fucking boca!

Sale la voz como un vómito ardiente a fundir los rayos del Sol con el mármol irreversible que recubre mis ojos. Se dilatan mis pupilas, pero continúan empecinadas en su oscuro ritual de no brillar. Entonces se lanza al vacío un grito en llamas, lleno de furia y mareos, de labio mordido y dientes chirriantes; se cuelga del aire y llega hasta mis oídos. El círculo vicioso me aturde,de MÍ sale y en MÍ entra, MI propia bronca reformulada. Cada célula que me compone se divide también rabiosamente, multiplicando fuego y enojo, desazón y tristeza.

Ardo, me arde el alma y se me llenan las manos de más palabras que escupen chispas (quemándose está la hoja). Ardo, cuando en realidad sólo quiero estallar y volverme agua; desalinizar mis ojos, llorar hasta la última lágrima (lágrimas de miedo perverso, de soledad palpable, de dolor paralizante).

Soy la combinación perfecta de ambos elementos; irradio fuego pero me siento agua. Tan frágil, tan maleable... sin embargo soy demasiado resistente, inusitadamente perseverante, líquida, FRÍA.

No puedo sostener las llamas por mucho tiempo; en cuanto me desahogo se tornan mis cabellos en espuma, mi alma en sal y mis ojos en agua. Son las olas estas palabras, que me llevan a besar la costa inmensa, repleta de arena seca. Esa arena que me deja mojarla y transformarla, que me permite llegar hasta ella sin ponerme en frente barreras de lata (sonido que escucho cuando intento mojarte, hablarte, tocarte...).

Deberías aprender a ser un poco más arena y dejar de sonar tanto a lata. Pero no, las cosas seguirán como siempre; si total yo no te exijo ni te reprocho nada. Dejá, dejame con la ilusión de algún día llegar a oxidarte y escuchar cómo la sal te arde en medio del alma.


.MariposaCòsmica.


Yo y yo somos mucho para una misma persona...Usted sabe.


martes, 17 de noviembre de 2009

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Charco


Vamos a morirnos de pronto y ya no habrá nada más que desear. Se convertirán mis deseos en nube, luego en lluvia y más tarde en charco que alguien pisará. A ese alguien se le mojarán los pies (ambos) y podrá enfadarse o bien disfrutar del agua que habrá de juntar. Si se enfada, tendrá sus razones, justificables o no, las tendrá; en cambio si se alegra, quiere decir que es una persona que sabe de agua y de la muerte. Será, en ese caso, alguien que comprende lo que es amar hasta estallar, licuarse el alma hasta que sólo queda la muerte en su estado natural: agua.
Y si bien estas cosas de la vida uno las puede aprender sin ser consciente, y creer que sólo se está riendo de su percance aguado, dicha persona precisa saber que no es casualidad lo que siente; por lo contrario, su sentimiento está arraigado a sentimientos mucho más hondos, casi enterrados en la mente de los menos observadores.
Un charco moja esa tierra, la revuelve, deja en la superficie hasta la última semilla, y deja que la perfore el sol. Entonces bien, ahora la semilla ha sido germinada por la luz y brotará de ella un pensamiento también lúcido, que romperá con las sombras podridas en las miradas de los transeúntes.
Volviendo a quien pise mi muerte, a esa persona que se mojará los pies con mi amor aguachento; será uno o más, quizá miles de ciudadanos promedio se hundan en mis aguas claroscuras... Y por eso tanta historia, para advertir hasta al menos perceptivo de los que anden sin rumbo por las mismas calles que yo he transitado.
Usted, ustedes, todos aquellos y también estos otros, lean atentamente estas palabras últimas y desesperadas; este texto incoherente que guarda el secreto de las almas que han sucumbido en busca de la luz más tierna y suave, la luz más clara y perfecta, la luz del amor al fin compartido y las metas ya alcanzadas.
Cuando pisen un charco no se resistan, no maldigan ni se auto compadezcan; en el acto de mojarse los pies estarán comulgando con algo mucho más complejo que agua estancada. Vivirán por un segundo (muy, pero muy breve) el último instante en que amé intensamente; entenderán mi muerte irreversible y la cantidad de amor que chorreaba de mi alma la última vez que me miró a los ojos.
En ese ritual mundano, pero aún así perfecto, se pondrán en mis zapatos y sentirán el agua misma de un alma incorruptible que sólo podía pintarse de un único color, color primavera; pero cometió el error de deshojar una flor que hizo que él ya no la quiera.


.Mariposa Còsmica.

domingo, 1 de noviembre de 2009