martes, 30 de junio de 2009

lunes, 29 de junio de 2009




uno, dos, tres, cuatro, cinco, 6, siete, ocho, nueve, diez, 11...

me cansè
de escuchar
lo que escucho
todo el tiempo.-
Pero cuento, y vuelvo a contar... paro no pensar.
(què ironìa.)

lunes, 22 de junio de 2009

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11... contar.sin.pensar.para.no.





Dijo: -Esas son dos cosas muy diferentes. Y se marchò.
Ni siquiera vale la pena describir su tono de voz... Ni siquiera deberìa interesarte.
Asì como no te interesò hacerle mal-.

sábado, 20 de junio de 2009

Y la rutina, la maldita rutinaaaaa.



El eterno movimiento de los pensamientos.
...Y los recuerdos.



martes, 16 de junio de 2009

...y vuelta.

Y emprendimos el viaje, el dìa se habìa empezado a nublar. El ambiente acompañaba perfectamente, se acoplaba a nuestros sentimientos. Se acopla a ellos todavìa. Y odiamos los viajes de vuelta. Porque eso son, lo odiamos por eso, por ser de vuelta, de regreso. Y porque con ellos vuelve ese sentimiento de lejanìa. De melancolìa. Y nos cuesta respirar. De hecho, no podemos hacerlo. Y ahora ya no son las gotas las que se apuran por deslizarse en la ventana, sino las làgrimas, apuradas por el tiempo. Nosotras y el tiempo, otra vez. Viejos amigos. Conocidos del espacio. Se llevan mal, pero es inevitable. Entonces el tiempo nos apura y el espacio nos separa. Ambos, nos alejan. Viejos amigos. Odiamos los viajes de vuelta. No servimos para tristes despedidas. Despedirse significa "no màs" y eso no nos agrada ni un poco. Preferimos lo eterno, aunque sea un instante de eternidad. Ese que te llena el alma y la hace bailar, improvisar un baile. Nuetros baile es de a dos; por unos dìas fue de a tres, de a cuatro, hasta de a cinco. Pero ahora es de a dos, y la improvisaciòn cada vez tiene màs dificultades. Ya no les sale bailar a nuestras almas, prefieren observar. Observar la lejanìa, el alejamiento, y a las otras almas que por allà se quedaron. Y saben por què prefieren quedarse quietas? Porque odian (odiamos) los viajes de vuelta. No hay nada lindo en ellos. O por lo menos no pudimos encontrarles ese lado aun. Tal vez sea porque, en cada uno de ellos, siempre tuvimos que renunciar a algo o a alguien. Pero renunciar temporalmente digo. Y espacialmente... Pero esos dos que se entiendan solitos. Ahora el problema es otro, el problema es el viaje de vuelta. Porque inevitablemente te lleva a pensar en todo aquello que dejàs atràs, en eso que viviste tan sòlo por un instante. En ese baile que improvisaste por un rato. El mirar por la ventana, los instantes de felicidad (porque eso es la felicidad, instantes...) invaden nuestra cabeza, la toman, la recorren, la apretan y la asfixian. Son recuerdos dulces que se transforman en amargos. Los viajes de vuelta hacer que ahora tengan ese sabor. Ese aroma a recuerdo. Recuerdo que hace horas fue momento. Momento que fue instante. Instante que vivimos conscientes. Conscientes de que fue: un INSTANTE de ETERNIDAD.


.RedOneRayodeLuz.













Ida...

Y las lìneas comenzaron a pasar a travès de nuestros ojos. Los vidrios nebulosos enturbecìan el paisaje. El frìo atravezaba la ventana y se convertìa en agua, agua que era gota, gota que caìa por la ventana. Y he aquì nosotras.

Nosotras, combinadas hasta en el color de la ropa. A veces hablamos, a veces hacemos otras cosas y a una se le ocurre desempañar la ventana limpìandola con la mano, haciendo que las gotas caigan màs ràpido, apuràndolas. Asì como el tiempo nos apura a nosotras, asì como la melancolìa nos apura tambièn.

Los viajes nos atraen mucho y muy particularmente a cada una. Tienen esa estètica y esa...

Tienen esa forma, esa manera, ese aire que nos hacer pensar. Esa forma atemporal, esa manera, ese aire que nos hace respirar. Y es atemporal porque la ruta tiene eso. Y nos movemos y no nos movemos. Todo avanza y todo queda atràs. Nos movemos. Cada microsegundo estamos màs cerca. Y a la vez màs lejos. Pero nosotras avanzamos, simplemente lo hacemos. Sin importar el tiempo, aunque en verdad es lo que nos mueve, lo que màs nos importa. Y tambièn està el espacio...

Flotamos, sin saberlo flotamos. Y nos mareamos. Y nos cansamos, pero tambièn descansamos. Y nos encontramos, en un mismo espacio nos encontramos. Nos miramos, y sin querer pronunciamos las mismas palabras, o nos miramos de la misma manera (con la misma intenciòn).

Las lìneas blancas ya son comunes a nuestros ojos, pero no nos aburren. Es el viaje, y su mìstica, por eso no aburre, porque no es rutina. Lìneas blancas, gotas y nosotras. Nube, grises, y al fin, nosotras. Niebla que tiñe nuestros ojos y hace infinito el camino. Y parece que no sabemos hacia dònde vamos, aunque lo tenemos bien claro (como veràn, los viajes son un juego de contradicciones). Claro, como los àrboles que a pesar de la tela gris que los cubre, saben hacerse ver. Saben distinguirse del paisaje, y unos de los otros.

Y ella toma fotografìas. Capta cada instante inocente. Y sabe còmo hacerlo, sabe adonde vamos. Porque ambas sabemos: allà vamos!



.RedOneRayodeluz.



miércoles, 10 de junio de 2009





Con igual claridad que al ponerse
se levantò el soL a la mañana siguiente...






martes, 9 de junio de 2009

me pasò el 1ro de junio. estaba llegando a mi casa, ya tenìa las llaves en la mano (siempre las saco del bolso un par de paradas antes) asì que no tenìa porque abrir el bolso. pero mi pensamiento estaba errado. me pasò de esas cosas que no te pasan seguido, que algunos llamarìan imprevistas, pero no me agrada esa palabra para contar esto. cuando estaba en la puerta, parada justo enfrente de la reja mirè para mi derecha y...



sábado, 6 de junio de 2009




La BRONCA que te invade por el miedo.
El miedo, el miedo que da la soledad.
El miedo A la
soledad.
La bronca con uno mismo, por haber pensado asì, por haber creìdo que la SOLEDAD estaba cerca.

La bronca por haberse dejado ganar por el miedo.
La bronca por tener
bronca.
Incertidumbre.

Llanto.
Desesperación.

...bronca...



(el encierro, mi encierro.)

.casatazacasa.









La vejez y la sorpresa.

jueves, 4 de junio de 2009

03/06/09

de caminatas, lluvia y melancolìa.

Y empecé a caminar, no sabía bien hacia dónde quería ir, pero si a dónde quería llegar. Difícil, no? No si lo vemos como una meta. Paso tras paso, me acompañaba una sensación de melancolía como de esa que viene en los días grises, cuando el frío te pone roja la nariz. No me molestaba, solo me acompañaba.
Empecè a caminar. Caminè, caminè y me alejè. Me alejè de todo aquello, de todo, pero jamàs de la melancolìa (era otro de esos dìas grises habituales en mi vida). De repente una pregunta comenzò a formarse en mi cabeza, en mi mente: ¿Què fue lo que pasò?, pero no conseguì responderla. Iba pisando hojas crocantes, tenìa las manos dentro de los bolsillos de la campera (si, hacìa frìo, mucho frìo), y una bufanda violeta que sòlo permitìa que se me vieran los ojos ¡Què irònico!
Y me alejé. No sentía ganas de correr, sólo caminar…caminar y pensar. Las caminatas siempre me servían para eso. Caminar me hacía encontrarme a mi misma. Sólo mi ser, mis pasos y yo. Mi bufanda violeta, mi nariz fría y yo. Mis bolsillos, las hojas y… otra vez… yo... Pero los problemas nunca me seguían. Si bien reflexionaba sobre ellos, el aire de la caminata les sacaba ese olor a problema. Ahora se transformaban en objetos aislados, hechos fríos capaces de ser analizados al ritmo del tac-tac de mis pies. Y en ese momento, volví a preguntarme: ¿qué fue lo que pasó?..¿Realmente había sucedido?... ¿o mi imaginación era tan capaz de crear aquellos mundos paralelos que tanto me gustaba imaginar, y hacerme creer que eran verdaderos?.. No lo sé, aún no lo sé. Es probable que en un par de cuadras lo averigüe. Porque eso pasaba. Las caminatas me hacían pensar, ya lo dije. Pero sí sabía una cosa: que eso que había sucedido (o no) me había impulsado a caminar.
Los problemas daban vueltas en mi cabeza pero, al igual que la melancolìa que me invadìa, no me molestaban sòlo daban vueltas (quizàs las vueltas me mareaban y de ahì mi confusiòn, de ahì y de algo màs...). Pero ya no me interesaba intentar resolver mis problemas, tan simples desde la mirada ajena, sino responder la pregunta. Esa pregunta que me atormentaba tanto. Eso que habìa sucedido, porque habìa sucedido. Esta vez el viento no consiguiò aclarar mis ideas (siempre hechàndole la culpa a otro), sino que las enredò màs y màs y lo mismo hizo con mi pelo y con los hilos de lana de colgaban de mi bufanda violeta. Por un momento me distraje con una foto que hayè tirada en el cordòn de la vereda, sobre las raices de un àrbol... pero sòlo por un momento, y esa fue mi excusa perfecta para alejarme un poco de mi (de mi y de mis preguntas). Tomè la foto, la guardè en mi mochila, y eso fue todo... la distracciòn desapareciò.

Sin embargo la melancolía seguía caprichosamente aferrada a mis talones, no importaba cuánto sacudiera mis pies, en cuantos charcos dejara nadar mis pensamientos… Se tornaba en sol, en nube, en cielo y también en trueno; se colaba por entre las hebras del aire, se mezclaba con esa fina llovizna que ahora había empezado a caer.
Disfrutaba la caminata, pero a la vez sentía como a cada paso algo dentro de mí se iba muriendo. Todas esas cosas que callé, que olvidé, que no vi, que no escuché, que dejé perderse, todas ellas se ponían máscaras y bailaban a mí alrededor. Ellas estallaban en risa, yo lloraba con la llovizna o la llovizna lloraba conmigo.
En un momento de lucidez saqué la foto del bolso. Ni bien la vi entendí por qué la había guardado, cuando miré la patente del auto que se encontraba en la esquina inferior izquierda del rectángulo, leí la siguiente palabra: RIE.
Esbocé una sonrisa, un escalofrío tierno me recorrió la espalda. Una gota había llegado hasta mi nuca, mi cuerpo la recibió con esa leve sacudida. Seguía con la sonrisa impresa en mis labios, no podía dejar de reírme, tal y como profesaba la inocente (o no tanto) patente del automóvil.

.RedOneMariposaCòsmicaRayodeLuz.

martes, 2 de junio de 2009


Mis ojos estàn cerrados, pero te veo igual. Te preguntaràs còmo lo hago, no sè, ni siquiera yo puedo explicarlo. Quizàs sea porque tu energìa es lo suficientemente poderosa como para hacerse sentir de tal manera, traspasar mi cuerpo y llegar hasta mi alma. Y tocarla, hasta que le duela, hasta que me duela y llore. Acariciarla, hasta que se calme y yo me calme.
Mis ojos estàn cerrados. Te veo, de cerca, muy de cerca, te siento. Y todo va bien. Sonreìs y sonrio. Todo va. Ahora son tus ojos lo que se cierran, pero vos no me ves. Entonces nada va bien. No tengo la energìa suficiente: No me ves. Poco a poco mi sonrisa se deshace.
Me voy. Ya no estoy. Ni siquiera soy.