martes, 24 de agosto de 2010










"Acabo siempre aludiendo al centro sin la menor garantía de saber lo que digo, cedo a la trampa fácil de la geometría con que pretende ordenarse nuestra vida de occidentales: Eje, centro, razón de ser, Omphalos, nombres de la nostalgia indoeuropea."


", un aire como de unicornio o isla, "

domingo, 22 de agosto de 2010




Replantearse las cosas es necesario, natural e inevitable. A veces se torna abrumador y hasta peligroso, pero què serìa de la vida y el paso del tiempo sin el replanteamiento, de dònde sacarìamos las cosas nuevas, de què galera harìamos aparecer al aprendizaje. Ya sè: lo que intento escribir no es algo nuevo ni nada por el estilo, pero sentì la necesidad porque esta tarde, mientras recorrìa las calles por demàs conocidas de una ciudad poblada de un frìo hùmedo y seco al mismo tiempo (de ese que traspasa cualquier tipo de tela y micro-poro de la ropa), mi cabeza daba vueltas por varias situaciones, sentimientos y otras cosas, intentando olvidarse del frìo que estaba apunto de helarme la sangre a pesar de la cantidad de abrigo que llevaba puesto. Y me percatè de lo que me estaba pasando, e intentè excusarme por las conclusiones que estaba sacando, no podìa ser lo que me estaba permitiendo pensar (y con 'no podìa ser' me refiero a que no podìan existir esos pensamientos)... asì fue como comencè este texto sobre los renglones de hielo que dibuje en el aire: el replanteo de saber si està bien replantearse lo que sea, la vida misma; un cìrculo vicioso e infinito, como tantos otros cìrculos, al que no querìa entrar por miedo a no poder salir. Pero salir de què, de dònde, ¿de mì? Claro, còmo no advertì lo que seguìa a esa serìa de conclusiones mal pensadas.

martes, 20 de julio de 2010

Apenas lograba apaciguar el miedo, le dominaba la enquina. Se detenìa ensimismado en cualquier lado. Sentìase como un perro dispuesto a rascarse la sarna en una esquina de la ciudad. Reaccionaba de esa sensaciòn humillante: escupìa lejos y sin mirar dònde. Cuando lo empujaban, èl hacìa lo mismo con forzada pero entusiasta perversidad. Sentìase irracionalmente orgulloso al compararse con un guerrero que pelease solo contra un ejèrcito. De ahì, posiblemente, su cansancio y desesperaciòn. Le costaba levantar los pies del suelo mientras dominaba un grito capaz de prenderse en las puntas de los rascacielos. Y no era para menos: ¡Un hombre contra la ciudad! ¡Uno sòlo contra seis millones! Sentìase sobreviviente de una batalla lejana y perdida. Algo màs que un muerto y menos que un nàufrago. ¡Nunca una expediciòn se organizò para rescatar a un nàufrago de Buenos Aires! Vacilò un instante frente al cine, pero reanudò la marcha. Pensò, complacido, en su astucia. ¡Uno contra seis millones! En un momento creyò haber engañado a todos. Mirò a la muchedumbre que corrìa a su lado:
-¡Imbèciles!
Lo repitiò con voluptuosa convicciòn. Conocìa las artimañas de sus enemigos y en consecuencia no les temìa. Pero le indignaba esa perseverancia en la simulaciòn de ignorarlo. La gente pasaba a su lado como si èl, Amèrico Rivas, no existiese. ¡Vaya si existìa! Para demostrarlo, determinò abrirse paso a lo macho entre el gentìo que salìa de la secciòn de los cines de la calle Lavalle. Se metiò contra la corriente humana que se abrìa en abanico en el hall del "Ocean", despertando protestas y un codazo en sus costillas. Llegò al aparato telefònico, echò la moneda y discò ansiosamente. Escuchò el timbre, intermitente e incansable. Colgò el auricular, recogiò la moneda para volverla a echar y discar nuevamente. Mientras lo hacìa observò en el espejo sus ojos fijos y vidriosos, y la tonalidad azulina de la barba sin afeitar. Una imagen lamentable y nada simpàtica. Le sorprendiò la revelaciòn de què èl tambièn era de los otros, de los que no querìan a Amèrico Rivas.


Bernardo Kordon,Vencedores y Vencidos, PRIMERA PARTE, capìtulo I.

sábado, 17 de julio de 2010

Los recuerdos son reflejos.








La noche es una uva abierta entre los dientes de un niño
que cuando saca la lengua chorrea noche, chorrea vino.
Un vino oscuro que al sol se hace el aire que respiro,
intoxica la memoria, distorsiona lo vivido.

Voy a pedirte un favor,
despabilarme si pido que vuelva
lo que se ha ido,
que se aquiete lo movido,
que vuelvan los que han partido,
que vuelva el amor perdido,
los recuerdos son reflejos de espejos turbios torcidos

Que cosa extraña el recuerdo, recuerda raro el olvido,
no muestra lo que tengo, me muestra lo que tuvimos.

Gabo Ferro.

domingo, 4 de julio de 2010

No puedo, juro que lo intentè.
Està bien, no di todo de mi, pero no me saliò nada, y para què gastar todas mis fuerzas en algo con lo que no voy a quedar conforme.
Mejor asì.
Dejèmoslo acà, ya vendràn aires de inspiraciòn... o algo asì, què sè yo, es un poco jevi decir 'inspiraciòn' pero la idea se entiende.

jueves, 10 de junio de 2010

La pequeña novia del carioca.


Un día después,
(después de vos...)
cruce los dedos.
La barca pasó
y el río quedó, al fin, quieto

Solo un cuento fue
que ayudó a pasar un buen rato
Un castillo de naipes que cayó
y palabras baratas

En el aire entre los dos
brilló una copa rota
Mala suerte, mi palma dio un destino oscuro
Un dulce licor de romero
fue la mala idea loca
Te vas a enterar por esta canción
para "el carioca"!

No sueño mas con vos
ya cayó otra flor del cielo
Te voy a robar esta canción de amor
y de consuelo

A la suave luz de la luna
vi tu espalda
hay un lugar allí para mis huellas
y un lunar nocturno

Apostamos mal
serás mas feliz vagabundeando
Muy poco amable fui
nada nuevo vi en tus ojos.