sábado, 24 de abril de 2010

Y nada más.














Esta extraña tarde,
desde mi ventana,
trae la brisa vieja
de por la mañana.

No hay nada aquí:
sólo unos días que se aprestan a pasar,
sólo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Después mirar la realidad y nada más

Y nada más.


Ahora me parece
que hubiera vivido
un caudal de siglos
por viejos caminos.


No hay nada aquí:
sólo unos días que se aprestan a pasar,
sólo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Después mirar la realidad y nada más.

Y nada más.





(a Ro, por cantarme al oìdo y frente al mar con un sol indescriptible, algunas canciones que no pueden, ni hoy ni nunca, pasar desapercibidas.)

No hay comentarios: