Primero un leve cosquilleo. Luego el cosquilleo comienza a crecer, y se agranda tanto que los siento caminar. Ahora correr. Se estàn peleando, gritan, golpean las paredes de mi cràneo. Me estàn enloqueciendo. Quieren enloquecerme, y cada vez se acercan màs a su objetivo. Uno salta y logra ponerse al frente de todo, pero de repente otro lo empuja y el primero se cae, desaparece al menos por un rato (volverà cuando, con los demàs, se organicen y decidan hacerme girar, girar, girar, girar y girar hasta quedar exhausta de pensar...). Pero la pelea por el liderazgo no termina ahì, y dura tanto que que me asusta, tengo miedo de que intenten matarme. Primero un leve cosquilleo, luego caminan, luego corren, Y AHORA SALTAN (me retumba la cabeza, ahì comienza el dolor).
Vuelven a pelearse, me marean. Me llevan hacia la izquierda, me llevan hacia la derecha; hacia atràs, hacia adelante. Me tiran de las manos, de los pies, de los pàrpados, del pelo (el dolor es mucho màs fuerte). Me marean. Y esta vez no existe la tranquilidad despuès de la paliza...ahora la pelea no es entre ellos solamente, sino que es conmigo. Me peleo con mi propios pensamientos. Me peleo conmigo misma. Hace frìo. En mi cabeza ecos infrenables, delays inalcanzables, inundaciones inevitables...
Corren, caminan, cosquilleo. Paz, mejor dicho, sìmil paz... hasta que, luego de un poco de sol que seca los mares, el cosquilleo comienza de nuevo, y desde ahì LA RUTINA (lo de siempre hasta llegar al delay).
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